martes, 11 de septiembre de 2012

¿QUÉ FALLÓ EN LA ENTREVISTA DE RAJOY?

Un día después y sin entrar en ideologías, me he estado preguntando ¿Por qué la entrevista de Mariano Rajoy ha pasado sin pena ni gloria? Se ha visto, porque ha tenido un índice de audiencia importante (‘Entrevista a Mariano Rajoy’: 20.6% y 3.258.000 de espectadores. fuente VERTELE) Pero no ha funcionado, la gente no habla de ella en el metro, ni en el ascensor, ni en el trabajo. Sólo los periodistas, haciendo su labor, la comentan en sesudas tertulias en los medios. ¿Qué ha fallado? El maestro Jesús Hermida toma como norma o axioma, no olvidar nunca que el tiempo en televisión es oro y que si a uno le dan un minuto debe sacar petroleo. Pero si le dan treinta debe tener muy claro lo que se juega. Hay que prepararse a fondo; posturas, tono de voz, miradas, ropa, posición, silencios y por encima de todo el mensaje con tres ideas muy claras y sencillas que al día siguiente todos comentemos en el trabajo. Si no hay mensaje con esas tres ideas claras, no tiene sentido jugársela en una entrevista de treinta minutos en prime-time. Para mi, ese ha sido el principal error. Han faltado los tres titulares, las tres ideas que den, de que hablar a todos y no sólo a los periodistas. Aunque hay mucho trabajo por hacer, es cierto que la mano de los asesores de comunicación del Presidente se empieza a notar. Rajoy habla con más tranquilidad, utilizando como apoyo sus manos para que su explicación quede más clara. Usa símiles o comparaciones muy sencillas para intentar aclarar algo complejo, repleto de tecnicismos. Pero comete el error de hablar demasiado y hace que el espectador se pierda entre tanta palabra. Rajoy no puede ser chistoso, porque no lo es, hay gente que no tenemos gracia por naturaleza, pero si tenemos otra cualidades. Por ejemplo la simpatía; Puede ser simpático si recuerda algún sketches de humor de aquellos que le imitan, al igual que en alguna ocasión lo ha hecho nuestro Monarca, Don Juan Carlos. Ese es el gran trabajo para el equipo de asesores, encontrar la cualidad que le hace fuerte, esa que le aflore su naturalidad y cercanía. El capítulo de las miradas es punto y aparte. A través de los ojos y sin abrir la boca, se dice todo. ¡Hay que mirar fijamente a la cámara, cuando se lance una de las tres ideas importantes!¡Hay que mirar fijamente al entrevistador cuando se le está respondiendo!¡No se puede tener la mirada perdida! Este punto deberían trabajarlo mucho y a fondo. Hay que tomarse muy en serio las connotaciones negativas por no saber donde mirar en una entrevista. No son malos los silencios siempre y cuando se sepan controlar. Son preferibles al sonido molesto e inseguro de un dubitar constante. Respecto a la voz. El presidente no posee una voz limpia pero con ejercicios de vocalización y de respiración diafragmática se puede mejorar considerablemente. La semana que viene hablaré de Rubalcaba.